Una mujer fuerte está a veces fuertemente harta
(disculpas a Marge Piercy)
Una mujer fuerte está a veces fuertemente harta
Una mujer fuerte está a veces fuertemente iracunda
Una mujer fuerte está en ocasiones profundamente triste
Amada Shakti, enséñame en este insoportable ahora sobre la danza cósmica de
creación/destrucción
Estamos tan conscientes de la destrucción, tan dormidas hacia la creación
Enséñanos en este ahora lo que necesitamos saber
Porque las mujeres fuertes están preparadas para crecer
Definición de fragilidad
Fragilidad, sust.
1. Que tiende a romperse o ser roto perecedero; de contextura o estructura delicada.
2. Debilidad moral (Obsoleto)
Luciérnagas
Somos como luciérnagas
aquí, por una fracción de tiempo
¿Quién puede resistirse a la luciérnaga mientras brilla en la oscuridad de la noche?
Satsang a medianoche
Es medianoche. Estuve despierta sin poder dormir. Mi cerebro siente como si hubiese sido amasado por una fuerza invisible. Mis ojos están tan sensibles a la luz que estuve encerrada durante el día. Mis costillas están doloridas y los músculos entre ellas se sienten torcidos. Mis piernas punzantes de dolor y me siento muy fatigada.
Dudo en compartir este ánimo con Ruth, que se ha quedado despierta junto a mí tantas veces, mientras le transmitía volcánicamente mi frustración. Una vez incluso tiré todo de su biblioteca. ¿Qué puedo decir de la frustración que no haya sido dicho ya? Nada. Es verdad lo que dice Emanuel, que el reloj golpea una vez cada doce horas, el mar moja la misma playa día tras día y el sol sale y se pone cada día. Sin embargo, como dice, nunca es el mismo atardecer, nunca el mismo diseño dejado por la ola sobre la arena, nunca la misma hora, inclusive. En ese sentido nunca es la misma frustración.
¿Por qué estoy grabando un diario a medianoche? Porque no tengo disponibles en mí esas cosas que cada uno podría hacer para vaciar su frustración. No puedo caminar con vigor. No hay posibilidad de subirme al auto y manejar por las calles mirando los maniquíes de las vidrieras, que se asoman espectralmente en la luz de la noche, mirar las marquesinas, preguntándome quién fue a ver cuál película y por qué. No puedo bucear en ningún libro. Ya han pasado tres años desde que dejé de leer. Tan sólo una hoja llena de palabras hace que mi cabeza entre en suspensión.
No puedo hacer nada para cambiar mi ánimo.
Así estoy entre estas mismas cuatro paredes sintiéndome prisionera de mi cuerpo. Olvida a la yogini en la cima de la montaña. Este día tras día de imparable, infinitamente variable y matador sufrimiento del cuerpo, llamando a la más pulida autoconciencia, seguramente está dentro de las austeridades más desafiantes.
La verdad del asunto es que el sufrimiento es de por sí aburrido. El sufrimiento envejece. Ay, sí, puede enseñarte muchas lecciones. Puede abrirte a la alegría infinita disponible en un diminuto instante de alivio. Puede hacerte agradecer el aroma de las flores. Sin embargo, hasta cierto punto el sufrimiento carece de sentido, incluso si debe superarse. Personalmente, estoy dispuesta a dar por perdido al sufrimiento aunque me doy cuenta de lo absurdo de esto. Pero entonces, ya pasaron cuarenta minutos de la medianoche y tres años desde que todo comenzó.
Fragilidad 3 preguntas
¿Cómo es que la fragilidad, una inescapable pre-condición de la existencia,
se convirtió en algo para ser aborrecido o superado, en el mejor de los casos tolerado?
¿Es la idea de fragilidad como debilidad moral realmente obsoleta?
¿Por qué entonces la vergüenza a la enfermedad, envejecer, dependencia?
Impermanencia
Recuerdo el momento exacto cuando me di cuenta sobre la verdad de la impermanencia, no como un concepto sino como un hecho. Fue como si los propios cimientos de mi sentido de realidad de repente fueran lanzados y convertidos en escombros. La desorientación, el odio y la traición hacían su curso a través de mi cuerpo. Si todo era impermanente, ¿Cómo podía confiar en el futuro? ¿Cómo se suponía que viviera?
Elegante abandono
una hoja seca de bambú
gira hacia el suelo
con elegante abandono
una tela de araña
sobrevive tormentas
combinando fortaleza y delicadeza
nos incapacitamos
al resistir la naturaleza
aferrándonos a una manera de ser
Apego
El apego es un hábito
temeroso de dejar ir
desesperado en irse
Christopher
Estoy sentada junto a la cama de Christopher. Afuera hace frio y las ráfagas que vienen de la bahía de San Francisco soplan las pocas hojas que quedan en los árboles. La temperatura te da fuerzas y está más fresco que de costumbre para ser Octubre. Christopher está acostado inmóvil, intentando mirarme desde el rabillo del ojo. Su respiración es irregular aunque dice que no está tan mal como en otras ocasiones. Sus párpados cubiertos de lagañas como papel picado. Envueltos sobre su contextura pequeña y rechoncha están los tubos que lo conectan al respirador. Parece ser un particular y cautivante Señor Ganesh.
Estoy en mi banqueta, inclinada hacia adelante, el mentón reposando en las palmas. Detrás mío la enfermería está desierta. Se escucha la voz ocasional por los altavoces llamando a algún doctor o enfermera. Si no prestásemos atención a las palabras parecería que estuviéramos en un aeropuerto, tan similar es el fraseo y la entonación. Mi mantra se repite internamente, como la respiración de Christopher que se eleva y cae sin esfuerzo consciente. A veces, me viene el impulso de hablar como una brisa repentina pero se disipa igual de rápido, soy consciente que estoy aquí para simplemente ser. Ocasionalmente sin duda alguna una pregunta se formula. Las respuestas de Christopher suelen ser cortas -una palabra, a lo sumo una frase.
Christopher dice que en su semana no pasó nada. Sin embargo, lo ha absorbido enormemente. El mundo se ha achicado a la vastedad de su experiencia, a la radical simplicidad impuesta sobre él por lo extremo de su situación. Hay poco espacio para cualquier ora cosa. La enfermedad lo ha liberado de la obligación de ser alguien en particular. Ha requerido que abrace la no narratividad; dejar de lado la ilusión de un relato que confiera un sentido específico a cada respiración, a todo lo que piensa, dice y hace.
La solidez una ficción
La solidez es ficción, la separación un espejismo
todo está en un continuo flujo interdependiente
La existencia es relacional
formada por procesos conocidos y desconocidos, vistos y no vistos
La forma es coherencia transitoria
una emanación momentánea en el gran barrido del tiempo
haciendo de cada cosa algo más preciado
Poesía en movimiento
Poesía en movimiento lo llamabas
Cuando tu cuerpo comenzó a moverse con ritmos desconocidos
Vacilando, oscilando, doblándose hacia la gravedad
Viajando en diagonal cuando deseabas ir derecho
Ataxia, esclerosis múltiple, Parkinson... llámala como quieras
Simplemente la inteligencia abrazando el cambio
reinventándose
El trabajo del soldado
Esta mañana me siento como un soldado agotado despertándome a la turbulenta neblina de otro amanecer. El cuerpo está bastante entumecido por todo lo que ha pasado en los días anteriores y la dura noche que acaba de pasar.
El cuerpo es mi campo de batalla. No es que diferentes partes de él estén en guerra entre sí. Es como si una guerra arrasase mi cuerpo y atenderlo fuese la tarea del soldado. No hay que pelear. No hay que matar al enemigo. En cambio, discernir cómo vivir con las energías caóticas que rasgaron y martillaron hacia una ternura dolorosa.
Has de tu enemigo un amigo dicen todos los sabios maestros. Este ha sido el trabajo de ese soldado; sin ver estas energías como un regimiento cruel y conquistador, sino aprendiendo a hacer de este cuerpo un canal abierto para que todo lo que tenga que atravesarlo pueda hacerlo con una mínima obstrucción mientras sea humanamente posible. Con respiración consciente, lucho por abrir un pasaje a las energías itinerantes, limpiando cada chakra de los escombros acumulados, para que nada se estanque y me inmovilice aún más. Corona, pregma, tercer ojo, garganta, corazón, plexo solar, estómago, yoni, kundalini, rodillas y pies. En días como este el trabajo es más duro.
Amada Unidad, gracias por llevarme a lo largo de esta mañana. Agotado por el intenso dolor de anoche, estoy abierto y lleno de asombro. Rezo para que el viaje continúe hasta que sólo haya espacio, sólo vacío, sólo luz, sólo amor. Tu amor, el único amor.
Envejecer
patas de cuervo
piel de arena movediza
marcha reducida
ritmo ralentado
el cuerpo narrando
una vitalidad diferente
en la escritura cursiva del envejecimiento
Lesión cerebral
En la quietud dejada por la lesión sólo podía deleitarme con un pensamiento a la vez. "El gato está sobre la baranda." Esto tomaría algunos momentos para formularse, como una burbuja formándose poco a poco en el fondo de un lodazal y sin apuro alguno abriéndose paso a través de una sustancia pesada y viscosa. Sentía como si la mente fuera un pantano. Algunas veces un pensamiento se disolvía antes de llegar a la superficie. Otras veces, tal vez llegaba arriba pero no encontraba lenguaje. Ocasionalmente, las palabras llegarían misteriosamente y se alinearían en una oración que podía ser hablada y entendida. Esos eran momentos mágicos.
Una imagen que solía tener cuando intentaba pensar sin éxito era la de los árboles de Sproul Plaza en el campus de UC Berkeley. Esos árboles habían sido podados para inhibir su crecimiento. Las ramas parecían puños de dedos agarrotados, atados en un gesto intrincado. Mi mente se sentía como esos árboles. Luchando para poder expresarse, pero golpeándose constantemente contra una pared y volviendo a la confusión. En esos momentos, pensar era una actividad familiar que ahora estaba fuera de mi alcance, como un miembro amputado del que solo queda su memoria.
El ser autónomo
el ser autónomo
atado, inflexible
sería único en la naturaleza, algo aparte
no hay duda, esta noción está atada a una concepción
sobre humanos superiores, incluso de excepción
los hechos, la verdad sea dicha, son en verdad otros
nudos en una red serían un mejor descriptor
es que estamos conectados, atravesados y encastrados
en bacterias, ADN, flujos de energía
en miles de intimidades esencialmente desconocidas
Pas de deux
Lo que nos preocupa, las historias por las que vivimos
ceden al enfrentarse con la fragilidad sin barniz
como si una verdad elemental se hubiese aseverado
y debiéramos concederle prioridad
Pero esto es una interpretación errónea
Tanto en nacimiento, muerte, crecimiento, evolución
en cada proceso de vida
fragilidad y fortaleza están en un pas de deux
intrincados, íntimos, inextricables
El cuerpo como archivista
Cada experiencia deja su suave toque sobre la capa más profunda de nuestro ser. Es como si hubiésemos caminado en un jardín y, con la mente ausente, nos frotáramos contra un arbusto de lavanda. Podríamos fácilmente no notarla, pero la memoria del cuerpo perdura como una fragancia.
El cuerpo es un archivista tierno. Guarda nuestras memorias y sentimientos con la esperanza que corazón y mente se comprometan en la exquisita tarea de rescatar, catalogar, analizar y reciclar. Un acto de fe mayormente sin recompensa. Porque somos tan aptos para dejar que las cosas se acumulen, permitir que lo no examinado mute células, bloquee arterias o se engrose en tumores. En ese punto el cuerpo está forzado a activar la alarma y se lo culpa - al menos para comenzar - por el resultante colapso de nuestra vida normal.
No hay fortaleza sin fragilidad
No hay fortaleza sin fragilidad
No hay gestos inconsecuentes
Ninguna vida sin sentido
Ninguna muerte final
¿Podemos vivir en relación a esa verdad?